Convengamos que también tuve algunos conflictos con la religión, por lo que durante una época fui pseudo satánica. De chica era extremadamente creyente, lo cual obviamente me llenó de dudas acerca de la religión. Además recibía toda la influencia de mi entorno (madre católica, colegio católico, etc). Iba a misa todos los domingos, rezaba como loca, pero no me sentía del todo satisfecha. En un momento empecé a sentirme terriblemente mal, sentía que mi vida se desmoronaba ante mis ojos y no podía hacer nada al respecto más que rezar. Pero dios nunca me ayudó. Entonces simplemente me enojé con él y así comenzó mi afición al satanismo.
Buscaba cosas en internet, conseguí la biblia satánica de Anton LaVey y me interesaban los libros donde Nietzsche expresaba su repulsión hacia la religión. No podía hacer muchas más cosas considerando mi edad (apenas doce o trece años). Me llamaba la atención y me obsesioné un poco con el tema como siempre hago. Obviamente escribí frases sobre libros de catequesis, llené un diario con cosas como la clásica frase "la única iglesia que ilumina es la que arde", pegué fotos de jesús y escribí que todo su predicamento era cualquier cosa, etc. Con el tiempo me di cuenta de que era todo una estupidez y después de reflexionar a consciencia, terminé haciéndome atea. Igualmente antes también afirmaba serlo (tampoco quedaba muy bien que fuera por la vida gritando "¡soy satánica!") pero hay una enorme diferencia entre odiar a dios y no creer en él.
Dejo en esta entrada un texto que tenía escrito por ahí, recuerdo que lo copié de unas hojas que había encontrado una amiga y eran de su hermana, aún no sé de dónde las habrá sacado.
Tiempo de matar
Entre cuatro paredes de una habitación
maldices a tu vida y a toda la creación.
Tus problemas son eternos,
¿dónde mierda está Dios?
Pierdes toda tu fe y odias al señor.
Solo crees en la mentira:
no existe la paz,
no existe el amor.
Debes brindar tributo al Diablo,
ya no tienes otra opción.
Jesús está muerto.
¿Acaso esperas salvación?
La virgen no es tu madre,
ella no tiene tu sangre.
Como puedes ver
ya no hay quien te salve.
Sientes muchas ganas de escapar,
te inyectas jeringas y te empiezas a drogar.
Ves cosas horrendas que en realidad no están,
te masturbas con cuchillos pensando en Satán.
Te agrada el pecado y no es una ilusión.
Te fornica el mismo diablo y lame tu menstruación.
Sientes el poder,
el deseo de asesinar.
Es tiempo de matar.
Recorres los pasillos,
buscas una víctima ideal:
que no presente dignidad
sino virginidad.
Ves tu rostro en un espejo
y levantas el cuchillo ensangrentado.
Sientes el poder,
el deseo de asesinar.
Es tiempo de matar.
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