domingo, 24 de abril de 2011

I don't know where I'm going

Encontré ayer la libretita que me compré en Europa sobre la cual escribí un par de pensamientos mientras tomábamos café en algún bar, a modo de catarsis. Los transcribo a continuación.

6/2/2011
Cuando este viaje empezó tenía el mismo miedo que me persigue a todos lados: no ser feliz. Tenía miedo de ni siquiera apreciar semejante cambio en la rutina, una oportunidad única. Porque muchas veces siento que la depresión me sobreviene aún cuando se me es dado todo lo que puedo pedir. Para mí siempre falta algo, aunque jamás sepa lo que es. En cierto modo tuve razón, la aventura no modificó demasiado mis pensamientos. Sin embargo, creo que fui capaz de disfrutar más cosas de las que imaginaba. Apenas pasó una semana desde mi llegada a Inglaterra, por lo que tampoco debería expresar tanto desconsuelo porque cuando todo esto acabe probablemente lo extrañe en exceso y me sobrevendrán crisis de angustia con dejos de melancolía. Tal vez por eso mi psiquiatra me decía que yo era demasiado fatalista. Pero es que todo siempre tiene alguna inevitable y dolorosa connotación negativa.

8/2/2011
Ayer tuve otro ataque de depresión. A pesar de que el disparador (y podríamos decir máscara al mismo tiempo) fue la obra que vimos en el teatro, mi tristeza no tenía mucha conexión con los conflictos por la revolución francesa expresados en "Los Miserables". Lo que definitivamente hizo que me sintiera identificada fue el título, ya que una de mis palabras predilectas para mi autodescripción es miserable. Además es sabido que las situaciones trágicas activan mi lado emocional, permitiéndome compenetrarme con el dolor representado y traduciéndolo a mi vida misma. Luego sencillamente comienzo a divagar, analizar la vida en la abstracción más pura que pueda visualizar y me deprimo. Entonces lloro. La gente me repite que "nada puede ser tan malo". Intentan trasmitirme sus inagotables ganas de vivir y sus esperanzas inquebrantables. Y lloro más.

10/2/2011
Tengo tan pocas ganas de hacer las valijas e irme a Escocia que a veces siento que preferiría quedarme durmiendo por tres días. Pero como es usual en mí, tengo miedo de perderme algo de lo que después todos van a hablar y arrepentirme de no haberlo hecho (sin tener en cuenta que mucha gente me degollaría por realizar semejante estupidez). Odio esa expectativa del mejor porvenir, me molesta pensar a futuro. Toda la vida me la pasé esperando "algo", algo mejor. En cierto modo podría decir que se cumplió, muchas cosas están bien o simplemente mejor que antes. Sin embargo, hay algo que no me cierra, una espina que no puedo sacar de mi cuerpo. Probablemente sea la decepción post-idealización de vida, qué se yo.

12/2/2011
Segundo día en Escocia. Sinceramente, el paisaje es hermoso y tranquilizador. Lo que rompe ligeramente los esquemas de calma son nada más y nada menos que la gente pelotuda con la que estamos alojados. Ayer hicieron una fiesta con prendas por los pasillos, vodka y hasta un "cuarto de chape". La verdad, yo con el grupo de amigas que me armé acá estoy bárbara, no necesito "gente top". Pero a veces me dan tantas ganas de encajarle una piña a alguien...

14/2/2011
Hoy fue un día perfecto. Hasta las cosas más insignificantes fueron de mi agrado, como en compensación por todo el desastre de ayer. Salimos temprano del college para ir a Abbey Road y me saqué varias fotos al estilo Beatle. Escribimos las paredes del famoso Apple Studios donde se produjo el CD y nos reímos muchísimo. Fue hermoso levantar la vista y ver cómo asomaban los rayos del sol mientras cantábamos "Here comes the sun". Transitamos además las calles que inspiraron a la creación de Sherlock Holmes y nos subimos por primera vez a un double decker. En el museo de Madame Tussaud había figuras increíbles y atracciones muy interesantes (incluso una de tortura y asesinos). Por último comimos en un restaurante (probé los famosos fish and chips), me encontré diez libras en el piso y me compré cuatro CDs. A veces parece cierto que las cosas más idiotas son las que te proporcionan la satisfacción que buscabas.

20/2/2011
Hoy es el último día en Londres. Esta noche vamos a tomar un tren a París y serán entonces las últimas aventuras de este viaje. Ya me acostumbré a la ciudad y a su gente. Aunque siempre me queje de la seriedad de los ingleses y de los inútiles consejos Together, la pasé bien. Pero es tiempo de dejar las cosas ir y empezar una vez más.

3 comentarios:

  1. Las cosas más idiotas eh?... peculiarmente cierto

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  2. 'Pero a veces me dan tantas ganas de encajarle una piña a alguien..'
    yo te acompaño, vamos con palos y ametralladoras y sacamos la basura ;)

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  3. Me siento una pequeña parte del 12/02 y el 14/02.
    Algún día, en el reencuentro quizás, te voy a mostrar el diario que llevé día a día y vas a ver, Jess, que uno nunca está tan solo como cree. :)
    Las extraño. Y más que eso, las necesito. Cambiaron mi manera de ver a la gente.

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