viernes, 11 de marzo de 2011

La fragilidad del cristal

El otro día mi papá nos llevó a mi hermano y a mí al parque para jugar con una pelota. Mi papá y yo hablábamos sentados en la plaza mientras mi hermano corría de un lado a otro con energía inagotable. Nosotros pateábamos la pelota esporádicamente y él la buscaba para traerla de vuelta. El lugar estaba enrejado por seguridad nocturna, pero había varias puertas para permitir el paso al público. En una ocasión, la pelota comenzó a rodar hacia una de ellas. Yo me paré automáticamente al ver la dirección que tomaba la pelota y comencé a correr hacia donde estaba mi hermano, quien iba tras ella. Escuché un "no va a pasarle nada" segundos antes de ver cómo mi hermano atravesaba la puerta y salía del parque. En el momento en que mis ojos captaron la imagen de la pelota tocando la pista, entre en desesperación. Mi papá gritó de forma potente (era más que obvio que no iba a llegar a tiempo aunque tuviera el récord olímpico en cien metros planos) y afortunadamente mi hermano le hizo caso y se quedó quieto. Llegué hasta el lugar, recogí la pelota y no atiné a hacer nada más que despeinar a mi hermano, felicitarlo por haber hecho caso y decirle que nunca jamás persiga a la pelota si se va a la calle. Me moría de miedo.
Regresamos a nuestros lugares previos y todo continuó con la normalidad con la que venía transcurriendo hasta ese momento. Entonces, mi papá me contó otra de nuestras trágicas historias familiares.
-Hay tantos nenes que se mueren atropellados. ¿Vos sabés que una de mis hermanas se murió así? Era chiquita, y estaba siguiendo a C. Lo primero que le dijo mi mamá cuando salió y lo vio fue "mirá lo que le hiciste". Él nunca pudo sacarse la culpa, hasta el día de hoy hay noches en que llora por eso.
Es tan horrible. Yo no podría vivir con semejante carga sobre la espalda. El simplemente pensarlo me descompone. Sentirte el culpable de la muerte de alguien, sentirte culpable de la muerte de tu indefenso hermano. Que seguiría vivo si no fuera por tu culpa. Que debería vivir y no lo hace. Que podrías haberlo evitado. Que si hubieses hecho esto, que si no hubieses hecho aquello... ¿Con qué cara le contás a tu madre? ¿Con qué cara mirás a la gente después? ¿Cómo dormís? ¿Cómo vivís después de eso?
Menos mal que a mi hermano no lo atropellaron en el parque porque les aseguro que me pegaba cinco tiros mientras me tiraba de un puente.

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