martes, 31 de mayo de 2011

An internal cry

Recuerdo haber tenido la sensación de que me ocultaban algo. Preguntaba, preguntaba y no me contaban absolutamente nada. "Algo horrible" me decían. Pero, como es típico de mi familia, se mantenía un secreto en las tinieblas. Llamaré X al protagonista del relato, quien si bien no es un pariente, tiene un contacto muy directo con mi hogar. Una noche, yendo al psiquiatra, decidí reiterar mi pregunta.
-¿Ahora qué es lo que pasó que andan tan misteriosos? - exclamé, a ese punto casi indignada. Obtuve una mirada de soslayo y una frase seca como respuesta.
-Violaron a X.
En ese instante comprobé que ya no me sorprendía, que su existencia debía tener algún desenlace de ese tipo, pero sentí pena. Que fue en parte culpa de una gran ignorancia es cierto, pero no deberían pasar esas cosas. Imagínense a un chico de doce años siendo amenazado con un cuchillo y obligado a tener relaciones sexuales en la casa de un vecino de la pensión donde vive. Visualicen luego una madre destrozada y un padre criminal que habría cometido un asesinato de no ser porque el perpetrador huyó.
No volví a profundizar en el tema pero decidí hablarle, por si necesitaba decir algo. Traigo a mi mente la imagen de mi entrada en la habitación donde él estaba, actuando como un día cualquiera. Comencé a hablarle de trivialidades aunque evidentemente pudo ver más allá y, sin la necesidad de dar algún tipo de introducción al tema, me dijo:
-Yo tenía una amiga a la que le pasó también.
-¿Cómo? ¿Qué amiga?
-Una amiga. A ella también la violaron y la encontraron tirada en el parque, con sangre acá.

Insisto, nadie debería tener que pasar por estas cosas.

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