sábado, 24 de septiembre de 2011
En la calle
lunes, 19 de septiembre de 2011
El misterio del tiempo
Ella, como buena escéptica, no tenía grandes esperanzas en lo que a la filosofía respectaba. Apenas si creía en la vida, o intentaba. Sin embargo, siguiendo con su costumbre, se decidió a escuchar atentamente. Quizás algunas palabras podrían ayudarla a desentramar ese universo complicado que venía forjándose desde hacía tantos años en su pensamiento.
Se concentró rápidamente en el aspecto de su interlocutora mientras intentaba interpretar el sentido de los conceptos que pronunciaba lentamente. Rió interiormente al pensar en que ella quizás tendría un aspecto similar en unos años, aunque probablemente contaría con una ortografía más pulida en su arsenal. Poco a poco, las definiciones tomaban formas concretas pero siempre conservando su toque místico, casi irreal. He ahí que surgía un problema.
¿Por qué siempre que las cosas comenzaban a adquirir alguna clase de sentido debían retorcerse y por ende, desmoronarse ante sus ojos? Era casi comparable a sobrevivir a un disparo en el corazón pero morir a causa de una gripe mal curada. Simplemente era injusto, no era como debía ser. Pero ¿qué vida es justa? Nada podía hacerse más que ignorar y continuar; tal vez resignarse a tomar apuntes.
La relación del hombre con el mundo es desproporcionada. Sed de absoluto, bien perfecto, felicidad plena. Gracioso, como si alguien pudiera lograr eso. Ella seguía con la idea firme de que cualquier esfuerzo del ser humano sería inútil, insignificante. Jamás había entendido la motivación de la gente para continuar estrellándose con un muro de piedra con el objetivo de llegar a algo inexistente. Ella misma se había dado unos cuantos golpes contra aquella pared invisible y había desistido luego de profundas reflexiones (tal vez con una ayudita de Dostoievski o Schopenhauer).
Se perdió unos segundos en sí misma, pero sabía con certeza que nadie lo notaría. Le pareció escuchar luego el nombre de un tal Erich Fromm; tampoco le importaba demasiado, no se consideraba precisamente una erudita en el campo. Fue entonces cuando recordó que a quien debía escuchar era a la profesora y no a sus pensamientos, al menos no si pretendía escribir algo mínimamente coherente el día de la evaluación. Es que en ocasiones se tornaba tan complicado…
Básicamente era lo mismo de siempre, sumirse lentamente en la depresión mientras una persona aleatoria afirmaba con términos complicados que la única posibilidad de alcanzar la felicidad es creer en el amor absoluto o, como se lo denomina comúnmente, Dios. Ya había perdido toda la esperanza que el título pronunciado al principio de la hora podría haberle causado: esos instantes conformaban un número más en la columna de derrotas.
Fue en ese momento cuando su descuidada interlocutora comenzó a explicar cómo el hombre buscaba la felicidad en este mundo, intentando desesperadamente alcanzar ese instante en que el tiempo se detiene y la eternidad se comprime en un solo punto. Eso es lo más cercano a la felicidad plena que puede alcanzar el ser humano.
Y ella, de manera automática, recordó. Revivió el sentimiento que obtuvo ese día al mirar al reloj y rogarle encarecidamente que se detuviera, que cesara de sentenciar a la gente de manera tan cruel. Recordó ese sentimiento tan lindo e inexplicable al ver a la persona que más amaba en el mundo, y supo que era por él que quería detener a su enemigo: el tiempo.
En un segundo se llenó de lágrimas. Al fin había comprendido…
domingo, 18 de septiembre de 2011
Carolina
por eso busca un rockero que le regale flores
y que la invite a vivir en un castillo de canciones.
jueves, 15 de septiembre de 2011
martes, 13 de septiembre de 2011
A little too ironic
It's a death row pardon two minutes too late.
Isn't it ironic? Don't you think?
lunes, 12 de septiembre de 2011
Thank you
/*/ Itsumo arigatou, hontou arigatou,
Tatoe doko ni itatte kimi no sonzai ni kanshashiteru yo